El Hobbit: La Desolación de Smaug

Antes de comenzar, avisamos que éste articulo puede contener “Spoilers” para la película El Hobbit: La Desolación de Smaug (2013). Dirigido por: Peter Jackson. Escrito por:  Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro, J.R.R. Tolkien. Distribuido por: Warner Bros.

Llegó el momento que tantos esperábamos en el Reino de Geekdom: el estreno de la segunda parte de la trilogía de El Hobbit. Así es, el pasado 13 de Diciembre llegó a las pantallas de cine en Tijuana (y el mundo) La Desolación de Smaug, bajo la dirección del Nuevo Zelandés Peter Jackson. Todos sabemos que Jackson tuvo a su cargo la filmación de la saga de El Señor de los Anillos hace ya diez años; en el 2012 nos presentó El Hobbit: Un Viaje Inesperado, y estábamos ansiosos por regresar a la Tierra Media. Pero para muchos (me incluyo) el regreso fue algo decepcionante, aburrido, tedioso y sobretodo repetido.  Pero es debido a la necesidad de preparar a la audiencia para un viaje narrativo de este magnitúd; con largas secuencias de explicación de los motivos de los personajes; contar la historia del mundo (world building) y los héroes del pasado; establecer relaciones entre los enanos, el mago y sobre todo el personaje titular: un hobbit llamado Bilbo Bolsón. Básicamente escenas de exposición tras exposición: “queremos ésto… tenemos que ir aquí… tienes que hacer eso… bla, bla bla”. Sí fue bonito volver a ver las vistas naturales, y hubo exelentes efectos especiales, pero en lo general no llegaba a tocar ni los talones de la trilogía original.

    Pero para La desolación de Smaug se siente que  algo es diferente, y lo es.  Por fin el Director Jackson se encuentra libre para contarnos las aventuras de nuestros héroes sin el peso de la exposición; nos presenta una película sumamente mejor que su predecesor. Que alivio.

     Nuestro grupo de Enanos, encabezado por Thorin (Richard Armitage), tienen como objetivo principal: regresar a la Montaña Solitaria para recuperar la Piedra del Arca con la ayuda de Bilbo Bolsón (Martin Freeman) y Gandalf (Sir Ian McKellen). Pero el camino a su hogar es peligroso y lleno de desvíos; especialmente cuando son cazados por un grupo de orcos. En las secuencias en el cual están huyendo, se aprecia la gran belleza natural de la Tierra Media, con movimientos aéreos de la cámara, Jackson logra capturar todo el panorama de la escena. Este ritmo nos establece un paso más fluido en la narración, uno de constante movimiento, de urgencia, que nos ayuda a enfocarnos en la meta final. Sí hay momentos de descanso, pero son pocas y están controladas. Desde muy temprano en la película Gandalf se separa del grupo para tomar el papel de investigador, buscando pistas de quién está organizando a los seres malévolos; lo cual lo lleva a Dol Guldur y a una confrontación magnífica de magia y hechizos contra una sombra muy conocida.

    Mientras tanto, Bilbo y los enanos tienen un viaje intenso a través de un bosque antiguo, donde caen victimas a un ataque de una manada de arañas. Aquí es donde tenemos nuestro primer ejemplo de una buena actuación, y es por Freeman en su papel de hobbit. Se trata de Bilbo defendiendo su “precioso” de un macro-insecto; podemos ver reflexionado en el rostro del pequeño Bolsón, los efectos del anillo sobre sus sentidos, cómo trata de superarlo y su reacción emocional tras el acontecimiento. Del bosque, los 13 enanos son escoltados al castillo del rey elfo Thranduil (Lee Pace) por Legolas (Orlando Bloom) y Tauriel (Evangeline Lilly). Thranduil es interpretado como un rey arrogante y egoísta; excelente papel. En la cárcel elfo, nace un romance prohibido. No tiene nada que ver con el libro de The Hobbit, pero no siento que fue muy falso, de antemano los escritores de esas películas no son buenos para crear parejas muy creíbles (si acaso Aragorn and Arwen funcionó solamente por Tolken y los actores) pero lo poco que vi, me agradó, y tal vez se culminará en el tercer capítulo.

   El escape en los barriles. Brillante. Mejor secuencia de acción hasta ahora de The Hobbit. Fue intenso, rápido, impresionante y sobretodo: DIVERTIDO. La coreografía de los barriles y los involucrados, fue sensacional. Y durante la secuencia dos personajes se llevaron el premio de “Badass Moments”. En el libro fue bueno, en la película fue mejor.

     Tras el escape el camino (o en este caso el rio) nos lleva al pie de la montaña al pueblo de Laketown. Este es el momento para descansar y prepararnos para entrar al castillo de los enanos. No hay mucho importante aquí, más que establecer el mecanismo de derrota de nuestro enemigo volador: Bardo el arquero (Luke Evens). 4 enanos se quedan en el pueblo para atender a sus heridas. El resto directo a la puerta secreta de la montaña.

    El segmento más emocional para mí fue la apertura de la puerta secreta por Thorin y Balin (Ken Stott). La música y la conversación de estos dos compañeros, recordando sus momentos de gloria y la nostalgia de regresar a su hogar me conmovieron a llorar. Lo admito. Y me da gusto. Porque en ese instante hubo una conexión emocional. No todas las películas contienen momentos así, pero ese es el tesoro que buscamos (y a veces encontramos) en el cine. Por eso para mí El retorno del Rey es una buenísima película, existen tantos momentos de conexión emocional, que ni los puedo contar.

Pero llegamos al momento de la verdad: SMAUG.

    Un dragón que duerme en toneladas de oro y joyas. ¿Qué más puede uno pedir? ¡Que tenga la voz y los movimientos de Benedict Cumberbatch! Claro. Pues aquí los magos de Wetta y Peter Jackson nos dan uno de los dragones más sofisticados de nuestro tiempo. Smaug el Terrible. La interacción de Smaug y Bilbo son a nivel de Bilbo y Golum. El dialogo y monólogos del dragón con la voz de Cumberbatch son ideales. Y aquí vemos las tres definiciones de “desolación” en juego: Smaug quita vidas con solo su suspiro. Smaug representa la angustia de la incertidumbre, porque es incontrolable. Smaug es la destrucción total. Vemos a Bilbo y los Enanos intentar dominar al monstro volador, pero a final de cuentas resulta ser invencible. Lo cual nos lleva al filo de la historia, cuando nos cortan repentinamente el ímpetu que llevábamos. Yeap, se continuará…

    Tendremos un año para discutir y esperar la conclusión de la narración. Pero ahora juntos, la primera y segunda parte de El Hobbit ya se pinta con mejores colores. Claro está que nunca podrá llegar a los niveles de El Señor de los Anillos, pero nunca prometió hacerlo. Nuestras expectativas nos llevan a criticar y castigar a obras posteriores a obras maestras. Pero como serie se ve mejorías. 2014 nos traerá El Hobitt: Partida y Regreso, y la famosa Batalla de los Cinco Ejércitos. Ya me da ganas de verlo, ¿y tú?